El otoño es una época crucial para los cereales de otoño. Cuando los cereales empiezan a crecer, las condiciones suelen ser favorables para la aparición de malas hierbas, que pueden competir fuertemente con los cultivos existentes.
Las malas hierbas son aún jóvenes y están poco desarrolladas, por lo que es más fácil y barato actuar en este momento.
La escarda otoñal es, por tanto, la forma más eficaz de proteger los cultivos y garantizar un rendimiento óptimo.
Condiciones climáticas favorables a las malas hierbas en otoño
Las malas hierbas se desarrollan especialmente bien en otoño debido a las condiciones meteorológicas favorables. Varios factores meteorológicos desempeñan un papel clave:
Las temperaturas suaves favorecen la germinación de las malas hierbas, sobre todo las de ciclo corto, como el ray-grass y algunas gramíneas anuales.
Las precipitaciones regulares crean un ambiente húmedo, propicio para la germinación de las semillas de malas hierbas. Los suelos húmedos facilitan el enraizamiento de las malas hierbas y las hacen más competitivas con los cereales.
Los días más cortos y la escasa luminosidad no dificultan la aparición de algunas malas hierbas otoñales. Algunas especies, como la vulpina, toleran bien estas condiciones.
Principales problemas de malas hierbas para los cereales en otoño
Las malas hierbas otoñales más conocidas son :
Cola de zorro o de ratón (Alopecurus myosuroides): Altamente competitiva, es una de las malas hierbas más problemáticas en los cereales de invierno. Su proliferación se ve favorecida por las rotaciones cortas y los métodos de laboreo poco profundos.
Ballico ( Lolium perenne): Muy agresivo y de crecimiento rápido, el ballico, en particular el ballico italiano, es una mala hierba problemática. Es especialmente temido por su capacidad para desarrollar resistencia a los herbicidas, lo que dificulta su control.
Cebada Bravía o Espigajo (Bromus sterilis): Altamente competitivo, el bromegrass es responsable de importantes pérdidas de rendimiento en los cereales de invierno. Su rápida germinación en otoño y su capacidad para desarrollarse en parcelas no trabajadas o escasamente desherbadas la convierten en una mala hierba difícil de controlar.
Vencejo persa: Aunque de menor tamaño, esta mala hierba se propaga con facilidad y puede colonizar los espacios entre las hileras de cereal, afectando a su desarrollo.
Amor de hortelano o Lapa (Galium aparine): El amor de hortelano, una mala hierba muy invasora, es especialmente problemática en los cultivos de cereales de invierno. Gracias a sus tallos rastreros y a sus ganchos, que le permiten trepar por las plantas vecinas, compite eficazmente con las plantas jóvenes de cereales.
Formas de combatir estas malas hierbas
Palancas agronómicas
El arado permite enterrar las semillas de las malas hierbas para que pierdan su capacidad de germinación. Debe realizarse de forma intermitente, en función del ritmo anual de disminución de la mala hierba.
La falsa siembra consiste en preparar el suelo, dejar que germinen las malas hierbas y destruirlas antes de plantar los cultivos. Esto reduce la presión de las malas hierbas cuando emergen los cereales.
Cambiando la fecha de siembra, se puede reducir el número de malas hierbas, ya que las condiciones son menos favorables para su aparición. Sin embargo, esto tiene muy poco efecto sobre las especies de germinación tardía, como la mora.
La rotación de cultivos altera el ciclo de las malas hierbas y favorece su declive. Prolongar el tiempo entre dos generaciones sucesivas de la misma especie de mala hierba limita la cantidad de semillas en el suelo.
Los cultivos de cobertura, plantados entre dos cultivos principales, también compiten con las malas hierbas impidiendo su germinación.
Aumentar la densidad de siembra reduce las posibilidades de que las malas hierbas se establezcan.
Control químico
En otoño, suele ser necesaria la aplicación temprana de herbicidas selectivos para limitar la proliferación de malas hierbas. Los herbicidas de preemergencia son especialmente eficaces, sobre todo contra las gramíneas como la cola de zorro. Los productos a base de flufenacet, por ejemplo, pueden controlar un amplio espectro de malas hierbas.
Sin embargo, para limitar el riesgo de resistencia a los herbicidas, conviene variar los modos de acción y alternar las familias químicas. Además, los herbicidas deben aplicarse en las dosis y momentos recomendados para evitar la pérdida de eficacia o daños a los cultivos.
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Los herbicidas deben aplicarse en condiciones meteorológicas óptimas para garantizar su eficacia. Por eso necesita un servicio de información meteorológica ultralocal y previsiones fiables y precisas. Con Sencrop, puede acceder a :
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Sencrop también le permite identificar fácilmente la próxima ventana de tratamiento óptima.
Para cada una de sus parcelas, puede identificar si las condiciones meteorológicas son óptimas, subóptimas o desfavorables para aplicar su producto. Las reglas de aplicación se adaptan a su tipo de producto (para la categoría de herbicidas, puede especificar si se trata de un herbicida foliar de contacto o sistémico, o de un herbicida radicular de contacto o sistémico).
Como norma general para los herbicidas, debe :
No pulverizar antes de lluvias fuertes para limitar la migración del producto aplicado a las raíces del cultivo.
higrometría superior al 60%.
evitar los periodos de heladas y las variaciones excesivas de temperatura (temperaturas óptimas entre 10 y 20°C)
velocidades del viento inferiores a 10 km/h
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